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Medellín. Colombia

VESTIGIUM

Al referirnos a la ciudad lo hacemos en relación a sus aspectos más materiales: los edificios, las avenidas, su estructura; y decimos que una ciudad es bella cuando son bellas las fotografías que de ella se hacen. Pero la ciudad moderna presenta grandes concentraciones de masas humanas en múltiples condiciones de vida, haciendo visible la contradicción existente entre los esfuerzos administrativos que proponen un desarrollo físico y la cotidianidad de cada uno de los habitantes de estos enormes conglomerados humanos con sus exigencias de vida. La urbanización, los necesarios desplazamientos y un desordenado comercio de supervivencia dan como resultado la metamorfosis constante de nuestro entorno. Este tipo de cambios que he mencionado han tenido un interés especial para mí, pero, principalmente lo que busco son espacios “no ocupados”, “des-habitados”, espacios en los que solo existe la memoria; por esto en mi propuesta presento un análisis visual soportado en la observación de los procesos urbanos de modernización, y este análisis me ha llevado a detectar y evidenciar desde mi punto de vista como artista, circunstancias y formas latentes en nuestro entorno que, por su inmediatez y cotidianidad, pasan desapercibidas a quienes habitamos las ciudades.

 

 

Los espacios son un cuerpo más donde hay que alimentarlos de vivencias, cuidarlos y transformarlos, así mismo ellos nos alimentan, nos trasforman y nos cuidan, quedando solo en la memoria, testimonio de nuestras vivencias, o mejor dicho de nuestra relación con los espacios y lugares; cosas como estas pasan desapercibidas y es allí donde mi trabajo adquiere un sentido en especial, el de recuperar elementos que pertenezcan a ese cuerpo (la casa).Hoy en día, es común ver demolición de estructuras por todas partes, permitiendo así, que se  borre cualquier recuerdo que se pueda tener de ese lugar, de acuerdo con esto, la siguiente cita pone en evidencia la realidad que se aplica para cualquier contexto: “la ciudad actual es un eterno presente”, la rápida sustitución de uno inmuebles por otros hace que, en ella la ruina desaparezca ”a un tiempo como realidad y concepto”[1],en este caso los restos (ruinas) no son más que el único vestigio que da testimonio de una realidad.

 

A la velocidad en que se gestan las nuevas urbes, ya no da tiempo para pensar en lugares que ya no existen, convirtiendo estos espacios en elementos anónimos. Medellín ha presentado últimamente un cambio en su estructura urbana mostrando construcciones impresionantes, que permiten hacer una serie de preguntas como por ejemplo: ¿Qué había antes en este lugar?, ¿Cómo eran las casas que habían en este espacio antes?, es en este punto donde el trabajo se vuelve un poco arqueológico, donde la recolección de vestigios hace que sea la única forma de construir memoria. En este punto encuentro interesante  citar el trabajo de la artista Maria Elvira Escallón, pues ella utiliza elementos como, ladrillo, cemento, arena, materiales que han sido nobles por naturaleza, pero que en el proceso de destrucción, resultan degradados a restos, proponiendo en este caso revaluar esos elementos desde una mirada artística, para lograr un trabajo cargado de poesía y esperanza. 

 

Lo interesante es que hasta las ruinas contienen la huella de la herramienta y el gesto violento del accidente que lleva a levantar la piel, descubrir, evidenciar los materiales constitutivos. El acto de demolición descubre la interioridad negando su condición de protección, resguardo, intimidad y estabilidad. La idea de interior, casa, hogar, nos remite a la idea de tiempo detenido, de estuche; la desprotección, evidencia, eventualidad y relatividad se hace imagen de nuestro tiempo. Dentro de la búsqueda encontré una palabra significativa para mi trabajo: “VESTIGUIM”, que significa: huella, ruina, memoria, puesto que en mi propuesta siempre han estado estos conceptos atados al de ciudad. Esto hace que mi trabajo profundice no solamente en la recolección de elementos, que dispongo de alguna manera para generar objetos, sino para crear un testimonio de realidades, tales como el cambio de nuestros espacios, mostrando que siempre están en constante evolución. Con mi propuesta plástica no pretendo criticar esos cambios simplemente lo que quiero es ser un elemento activo  que recuerde lo que algún día pudo haber existido en un determinado lugar.

 

 

Los elementos que encuentro portan su propio significado por su desgaste y otros son cargados de un nuevo sentido por mi sensibilidad como artista. Con mi propuesta plástica quiero resaltar el carácter de la ruina en el acontecer urbano, y permitir preguntarme por la moderna necesidad de progreso y desarrollo sobre la base de borrar las huellas; al momento de formalizar mi propuesta, los objetos que encuentro transfiguran su función habitual, y adquirir una nueva significación que no se revela, convirtiéndose en el vehiculo de una metáfora objetiva. Marcel Duchamp dice: a propósito de los “ready-mades”; en 1913 tuve la feliz idea de fijar una rueda de bicicleta sobre un taburete de cocina y mirarla girar. Algunos mese más tarde compré una reproducción barata de un paisaje de invierno, que denominé “Farmacia” después de haber añadido dos pequeños toques, uno rojo y otro amarillo, sobre el horizonte. En New York, 1915, compré en una quincallería una pala de nieve, sobre la cual escribí: -”En previsión del brazo roto” (in advance of the broken arm). Es hacia esa época que la palabra “ready-made”-[2]. El ready-made, término utilizado por Marcel Duchamp para designar los objetos del entorno, carentes de valor artístico en si mismos, pero que al ser presentados fuera de su contexto habitual adquieren un sentido distinto. La rueda sobre el taburete de Duchamp, está dispensada de su función de rodar y facilitar el desplazamiento, pero en esta obra se transforma pero sin dejar de ser lo que es, permitiéndole que siga siendo rueda.

 

En ocasiones me siento como un buitre, esperando qué nueva casa va ha ser demolida, y cuando eso pasa, me gusta ver todo el proceso de desmembramiento de la edificación, hasta la construcción de una nueva casa en ese mismo espacio. Con lo que propone Marc Augé en el texto no lugares, los no lugares son aquellos espacios que no existían en el pasado, pero que ahora aparecen como ubicación innegable en el devenir del hombre contemporáneo. Y por otro lado, Gordon Matta-Clark incrusta un termino nuevo “la anarquitectura” utilizado por el artista para dar cuenta de los espacios descuidados u olvidados del entorno urbano, estos dos ejemplos nos muestran lo que se piensa del antes y después en cuanto a la transformación de un espacio urbano.

 

 

Este tipo de condiciones me lleva a señalar, como artista, las tensiones creadas en el presente estado, teniendo la mirada fija en lo urbano como hábitat común y paisaje contemporáneo, obtenido como resultado, desde lo visual, un sin número de formas y signos, que están en constante comunicación. ¿Es importante situar mi propuesta en un contexto?, la verdad es que pienso que no es necesario ya que esto de construir y reconstruir es algo que pasa en cualquier ciudad del mundo, aunque en este caso estoy hablando desde lo que pasa en Medellín. Es en este punto donde puedo decir que: Una cuidad nunca estará terminada, siempre será una continua construcción, sobre la base del olvido.

 

 

[1] Augé , Marc, El tiempo en ruinas, editorial Gendisa, España 1991

[2] Oyarzún Pablo, Anestética del ready made, editorial LOM, Santiago de Chile, 2000

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